“Tu vuo’ fa’ ll’americano, mericano, mericano…” le cantaban de forma punzante y machacona a la pobre morcilla. No era cierto, no quería ser americana, pero estaba claro que si quería terminar con toda aquella burla, no tenía más salida que seguir con el juego. Se metió entre dos panes, se embadurnó de mostaza (No había ketchup) y se puso a gritar: “¿¡Ahora qué, eh?! ¡Venga! ¡Soy americana! ¡Vamos! ¡¡VAMOS CABRONES, CANTAD A HORA, HIJOS DE LA GRAN PUTA!!”. Inesperadamente, apareció una mujer famélica que se la llevó a la boca ipso-facto. Mientras masticaba a nuestro frugal protagonista, pensaba para sí misma “Maldita sea, no es una vienesa hervida… ñam ñam… ni un Frankfurt… ñam ñam… Ni mucho menos un bratwurst… ¡Pero que me quiten lo bailado!”.
Fulanito y Menganito iban risueños a ver por enésima vez el capítulo 131 de Dragon Ball Super cuando…
– ¡Espera! ¡¿Qué pretendes, Patrick?! ¿Acaso nos quieres hacer creer que con ese ordenador de finales del siglo pasado, iban a ver algo de estos tiempos? ¿¡Qué clase de anacronismo tecnológico nos quieres colar, pequeño hijo de puta?! ¡Ya te vale! Además, ahora metes los detalles del dibujo, bocetos y mierdas en tu web (link en la bio, la sección BLOG). ¡Perraco y bastardo, eso es lo que eres!
_ Pues sí, para qué negarlo. Lo soy, ni me honra y ni siquiera me molesto en corregirlo. ¿Puedo seguir?
– No.